Moho

12 diciembre 2006

¿QUÉ HACEMOS CON ISRAEL?


El primer ministro israelí, Ehud Olmert, reconoció ayer que Israel está entre los países que poseen armas nucleares. Fue un sonoro resbalón, un enorme lapsus linguae, algo que no querría haber dicho nunca porque rompe la estrategia de mutismo que rodea este asunto. El próximo jefe del Pentágono, Robert Gates, también incluyó la pasada semana a Israel entre las potencias nucleares de esa región.

En todo caso, a nadie sorprenden tales revelaciones. Muchos expertos y organizaciones internacionales han situado desde hace años al estado judío en la lista de las potencias nucleares más importantes del mundo. Gracias al famoso espía Mordechai Vanunu se llegó a calcular que tenía al menos unas 100 ojivas nucleares allá por los años 80. Vanunu facilitó hasta fotografías del reactor nuclear de Dimona.

A pesar de todo ello, Israel no ha recibido nunca ni inspecciones ni amenazas de sanciones. La ONU y la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) han adoptado desde 1987 un sinfín de resoluciones haciendo un llamamiento para que Israel firmara el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Israel ha hecho siempre oídos sordos y EEUU ha salvaguardado el secretismo de estado hebreo en materia bélica, haciendo gala de un doble rasero indignante. La Administración Bush ha dado severos toques de atención a países como Corea del Norte o Irán, advertencias que materializó en el caso de Irak. El régimen de Sadam Husein negó repetidamente que tuviera armas de destrucción masiva. Todo dio igual. Les bombardearon. Les invadieron. Les masacraron. Israel tiene bula.